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lunes, 24 de noviembre de 2014

Reportaje

Lengua española, arte y cultura
Yulisa Medina A01570056
Yuliette Medina A01570057
Ana Carolina León   A01039945
Reportaje Especial
Publicado: 25 de noviembre de 2014


El principio del desarrollo de la civilización en pequeñas regiones de nuestro país
Todo comenzó con las colonizaciones en territorios como Bustamante
Por Yulisa Medina, Yuliette Medina y Ana Carolina León

Bustamante, N. L.- Bustamante es un pequeño pueblo en medio de una llanura rodeada por montañas con pocos habitantes que tienen un gran espíritu de lucha, que alcanzó un desarrollo satisfactorio a lo largo de su historia. Un hecho que poca gente había descubierto de Bustamante es el “secreto” de su fundación. Son pocas las personas que han mostrado interés por esta historia tan curiosa que sucedió en un pequeño lugar de nuestro país.
Antes de su nacimiento, Bustamante no era nada más que una tierra insólita llena de vida natural y paz, pero quienes llegaron a dominarla no fueron controladores políticos como los que conocemos hoy en día, sino una tribu de indígenas Alazapas. Se les llama así a los aborígenes que habitaban el norte del país hasta los márgenes del Río Bravo en la época prehispánica. Esta “gran tribu” se dividía o estaba separada en pequeños grupos de recolectores y cazadores.
Los Alazapas (también llamados Chichimecas) eran tribus seminómadas, ya que acostumbraban quedarse cortos periodos de tiempo en un solo lugar. Muchos de ellos usaban las aguas intermitentes de lo que llamaron el Río Tlaxcala, originarias del ojo de agua “Boca de Leones” (ahora conocido como ojo de agua de San Lorenzo) para abastecer sus necesidades básicas.

Los Alazapas eran un conjunto de tribus que vivieron en el norte del México prehispánico.

Como bien se sabe, los españoles como Hernán Cortés y sus seguidores, llegaron a la costa de Veracruz en el año de 1519, y ahí fue donde “conocieron” a la tribu Totonaca, que en ese momento estaba sometida por los Aztecas. Poco después se toparon con otra tribu, la Tlaxcalteca.  A partir de ese momento, hubo una relación de alianza entre ellos donde los aborígenes apoyaron a los españoles a invadir Tenochtitlan, la capital azteca.
Después de la llegada de los españoles a América, una de las primeras metas fue empezar a fundar pueblos o colonias. El progreso de las primeras colonias fue realmente difícil gracias a los constantes ataques de los Chichimecas, por lo que se decidió enviar indígenas Tlaxcaltecas a los territorios del norte para intentar pacificar a los indios no civilizados, y ver si era posible que estos imitaran a los Tlaxcaltecas.
 Tiempo antes de que estos grupos misioneros tuvieran permiso para salir a “poblar”, los españoles Melchor de Cázares, Francisco de la Corona, Blas Gregorio y Lucas Marcos suplicaron al marqués de San Miguel de Aguayo una autorización para fundar un pueblo, ya que ellos llevaban tiempo haciendo los preparativos de éste mismo, pero hacía falta el visto bueno de una autoridad competente.

En esa época, prácticamente los únicos medios para transportar cosas eran las carretas, por lo que en ese momento los viajes largos eran muy complicados.              

Poco después, y ya con el permiso, 30 familias tlaxcaltecas realizaron el acto de la fundación física de San Miguel de Aguayo de la Nueva Tlaxcala, por medio del reclamo de las tierras. Aunque ante la ley y políticamente hablando, los fundadores oficiales fueron los españoles.

“Las fundaciones indígenas eran siempre acompañadas por una autoridad española. En este caso, el capitán Diego de Villarreal reunió a los indígenas junto al ojo de agua, y los indígenas rompieron palos, los lanzaron a los cuatro puntos cardinales, arrancaron zacate, lo lanzaron a los cuatro puntos cardinales como señal de fundación” nos relata Carlos Gómez, cronista del municipio de Bustamante.


La entrada al municipio de Bustamante es famosa por su camino de Nogales, ya que resulta realmente característica por su longitud de un kilómetro y medio.

Estas familias fundadoras que se asentaron en este nuevo pueblo, eran descendientes de cabildos indígenas de la Nueva Tlaxcala como Bernabé de la Cruz, Felipe Santiago y Francisco de Cázares. Era necesario que fueran un importante número de personas, ya que el territorio donde se iba a fundar San Miguel de Aguayo estaba muy retirado, y hacer una fundación es más fácil entre más personas se tiene.
Después de esta fundación los pobladores enfrentaron una etapa difícil, ya que había aborígenes salvajes, los Alazapas. Los españoles tuvieron que prometer a la Corona española que los iban a culturizar, involucrar en la religión católica y que los adaptarían a un mestizaje. Así comenzando con la formación de Bustamante, originalmente llamado San Miguel de Aguayo de la Nueva Tlaxcala.

Los españoles fueron quienes introdujeron la religión católica a los habitantes de México, aunque esto costo el “sacrificio” de las demás religiones de los nativos.

“Fue bien importante la fundación de San Miguel de Aguayo de la Nueva Tlaxcala porque permitió que entonces los españoles llegaran a lugares a los que deseaban llegar, porque pensaban que había minas de oro, minas de plata y oro” explica el cronista.
Esta historia de lucha y conquista se repitió en la mayor parte de los pueblos del norte de nuestro país, y fue llevada a cabo por hombres de gran valor y tenacidad y por indígenas que veían en los españoles una esencia superior que los llevaba a seguirlos en un sinnúmero de aventuras. Todo esto forjó lo que hoy es México.

Esta es una plaza que solía ser habitada por tribus salvajes como los Alazapas.





Fuentes de apoyo del reportaje:
Libro “Nuevo León: a través de sus municipios” de César Morado Macías.
Libro “Estudio económico y social del municipio de Bustamante, N. L” por Gerardo Fernando Casso Villarreal.
Fuente del que fue tomado el reportaje:

                                       
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